Vivimos en un mundo que se mueve deprisa. Las horas pasan, los días se llenan de planes, y a veces olvidamos el valor de algo tan sencillo como parar. Viajar puede ser eso: una forma de bajar el ritmo, de reconectar con lo esencial. Y pocos lugares invitan tanto a hacerlo como Mallorca.
Una isla donde el mar y la montaña se encuentran, donde los caminos entre olivos conducen a calas escondidas y donde el tiempo parece detenerse, al menos por un instante.
Aquí, en el Puerto de Sóller, el Mediterráneo se abre ante la Serra de Tramuntana, y todo invita a disfrutar del slow travel: caminar sin prisa, descubrir el sabor de lo local, dejarse llevar por el paisaje.
Rutas de senderismo y ciclismo cerca de Sóller
La Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, ofrece algunos de los senderos más impresionantes del Mediterráneo. Desde Sóller empiezan rutas emblemáticas como el Camí de Castelló, que une Sóller y Deià entre olivos centenarios, o el Barranc de Biniaraix, uno de los caminos empedrados más antiguos de Mallorca, que sube entre montañas y bancales de piedra seca.
También los amantes del ciclismo encuentran aquí su paraíso: carreteras panorámicas, curvas con vistas al mar y la subida a Sa Calobra, un reto tan exigente como inolvidable. Caminar o pedalear por estas rutas no es solo hacer deporte; es sentir la isla con otro ritmo.
El encanto de las calas mallorquinas en otoño e invierno
Cuando el verano se despide y la calma regresa, las playas y calas de Mallorca muestran su lado más auténtico. Lugares como Cala Deià, Cala Tuent o Sa Calobra se transforman en rincones de paz, perfectos para un paseo junto al mar o un momento de lectura en silencio.
La luz del otoño nos acompaña, el aire huele a pino y sal, y el mar sigue invitando a quedarse un rato más. Es el Mediterráneo en su estado más puro.
Un paseo por Palma
Desde Sóller, el histórico tren vintage conecta el valle con la ciudad de Palma, atravesando túneles, montañas y campos de naranjos. Una excursión que es mucho más que un trayecto, sino más bien un viaje en el tiempo.
Ya en Palma, vale la pena perderse por el casco antiguo, descubrir patios llenos de historia, visitar la Catedral de La Seu o simplemente sentarse en una terraza o visitar un mercado local, como el Mercado de San Miguel o el de Santa Catalina.
Y cuando el sol empieza a bajar, el tren regresa al valle, devolviéndote a la tranquilidad de Sóller.
Nos vemos pronto en Hotel Es Port
En Hotel Es Port nos estamos tomando unas semanas de descanso, como cada año, para volver a abrir nuestras puertas con la calma de siempre.
Volveremos muy pronto, con la misma esencia, para recibir a quienes buscan un respiro, un lugar donde detenerse, reconectar y descubrir, una vez más, la Mallorca más auténtica.
